Recorrer la planta de producción junto a Volker Gmeiner implica conocer a un artesano que al mismo tiempo es empresario, e incluso un poco artista, hechicero y apasionado de la materia, que sabe muy bien cómo desempeñar su profesión. El aspecto de la planta es impecable. Aquí se trabaja bajo las más estrictas condiciones de higiene, y el pelotón de limpieza y lavado pertenece a «los nuestros».
Volker Gmeiner sabe perfectamente por qué no quiere subcontratar una parte tan importante del servicio a un proveedor externo: «Queremos estar tranquilos y que todos los días venga el mismo personal que ya sabe lo que tiene que hacer». Para Volker Gmeiner, la fiabilidad desempeña un papel fundamental en la tecnología de lavado. El que quiera ofrecer exquisitas tartas, pasteles y pastas, así como comidas en una cafetería de renombre, no puede tolerar que haya restos de almidón bajo los platos o manchas de cal sobre los vasos. Por eso, su planta de producción y todas sus filiales están equipadas con tecnología de lavado de meiko.
El establecimiento de Volker Gmeiner está lejos de ofrecer un servicio industrial. Sin embargo, se resiste a pensar que la tendencia hacia un mayor sabor y calidad es un nicho de mercado: «En los últimos 15 años, los clientes han evolucionado hasta convertirse en expertos en la materia, lo que implica que conocen y saben muy bien lo que quieren». En este sentido, Volker Gmeiner sabe bien lo que puede ofrecer, y eso es, precisamente, su pasión. Para ello, emplea materias primas locales de alta calidad, recetas tradicionales y mucho trabajo artesano. En este sentido, la innovación no se descuida en absoluto. La mejor prueba de ello vuelve a ser una distinción: ¡«Gambero Rosso» incluye Gmeiner entre los mejores establecimientos especializados en chocolate de Europa! Volker Gmeiner considera todas estas distinciones, así como la responsabilidad de dirigir a un equipo de más de 200 personas, como una obligación.